dimarts, 28 de setembre del 2010

Pañuelos de Oriente

Esta mañana he visto a la segunda chica con niqab en Dublín. La primera fue «el otro día» (ya sabéis que no tengo noción del tiempo, y si no lo sabíais os lo digo ahora), en Abbey Street junto a la parada del tram y ¡oh!, ¡sorpresa! nadie, NADIE, se escandalizó ni la miró raro. Ni siquiera los niños que siempre son más políticamente incorrectos. Y eso que estoy en un país de ferviente tradición católica (normal, por otra parte: al subir al autobús o te encomiendas a Dios o te meas encima cada vez que el autobusero loco clava frenos en los semáforos). Igual soy una ingenua, pero no creo que lo haga por miedo al marido o al imám, de hecho, me daría más miedo ser musulmana en un país de meapilas que tener que enfrentarme al tradicionalismo en un sistema jurídico no coránico.
A la segunda chica, como decía, la he visto esta mañana en la universidad. Óbviamente (o teóricamente, más bien), el ambiente universitario de una facultad de lenguas extranjeras y comunicación es más abierto de cara al respeto intercultural, así que no me ha extrañado para nada que nadie se extrañara (valga la redundancia y mi falta de léxico a estas horas). Lo que me inquieta es, ¿cómo sabe el profesor que es la inscrita al curso y no su prima?, ¿el día del examen se levantará el velo para comprobar la foto del pasaporte? Y no, no es irónico, me intriga de verdad...
Luego estamos nosotros, que vamos de país laico y tolerante, y prohibimos sin más, sin valorar si es un problema real, sin tener en cuenta a los implicados (o implicadas en este caso) y sin plantear un verdadero diálogo intercultural que nos haga salir del «esto es España y si no te gusta te vuelves a tu (puto) pais». Eso sí, todos los hippies, perroflautas y demás portadores de «palestinos» somos ciudadanos de pleno derecho ahí nos lo coloquemos en plan burka el día que llueve (bueno vale, igual sólo lo hago yo xD).
Hablando de mi palestino, la otra noche (léase X de la semana pasada) volvía cual yonki de la fiesta de la universidad (mucho primer mundismo con el wi-fi del autobús del aeropuerto pero pasadas las 11 de la noche olvídate de encontrar un autobús) caminando durante 50 minutos por las calles dublinesas, completamente SOLA (bueno, con Russian Circles en el mp3). Cuando cruzaba la calle hacia mi casa me di cuenta de que había perdido el palestino y no se me ocurrió nada mejor que deshacer camino hasta encontrarlo. Como era de esperar, me costó lo mio y cuando lo encontré me puse a abrazarlo y darle besos (sí, vale, es asqueroso porque estaba en el suelo, pero le tengo cariño, son muchos años xD) en el preciso momento en el que las otras únicas dos personas que había en la calle en ese momento en todo Dublín pasaban por mi lado. Me miraron raro, realmente parecía una fetichista perturbada xD
Por cierto, hoy he visto a otro chico con un palestino, el estampado central eran estrellitas...

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