dimarts, 23 d’agost del 2011

¡A volar!

Llevo años diciendo que el día que tenga pasta volaré siempre con Lufthansa y, una vez más, me reafirmo en mis palabras. Antes de seguir besándoles el culo debo decir que los asientos ya no son lo que eran, pero siguen siendo los más cómodos que he encontrado en un avión (y eso que he volado en compañías más snob, pero de eso ya hablaré luego). También debo aclarar que soy una habitual de Ryanair, por lo tanto cualquier trato mínimamente humano ya me impresiona :)
Para empezar, que me dejen elegir el asiento desde mi casa ya les da puntos, porque ni tengo que correr por la pista ni pelearme con el de facturación para conseguir sentarme en la ventanilla (no soporto cuando la gente se pone de pie nada más aterrizar el avión para quedarse de pie en el pasillo o a medio salir, así que me quedo acurrucada en la ventana y nadie me pone el culo en la cara cono cuando he tenido la desgracia de sentarme junto al pasillo). Digno de mencionar el el detalle del sms avisando que el avión sale con 30 minutos de retraso, vamos, que lo he flipado xD. Luego viene el tema equipaje, que sí, con lo que vale el billete ya está bien que te dejen llevar 20 kg de gratix más el equipaje de mano que puede ser casi infinito, pero es que además pasan de seguir sus propias normas. Me explico: mi maleta pesaba 26 kg (lo cual ya es todo un logro, porque además de la ropa de invierno [dos pares de botas incluidas] llevaba el kit Paco Martínez Soria: cafetera, café, jamón, espetec, chorizo, lomo, etc.) y no es que no me hayan hecho pagar ni un euro de sobrepeso, es que ni me ha mirado con cara de «una cosa es un kilo de más, tú te has pasado un pelo...». Eso sí, creo que la palma se la lleva el «cátering»: hace un par de años me dieron un Toblerone, en otra ocasión una bandeja de fruta y hoy bebidas ilimitadas (el señor sentado a mi lado –un ucraniano de 130 kg– se ha bebido dos tercios de cerveza del tirón y la azafata ni ha parpadeado).
Sí, Lufthansa es guay, pero no quiero acabar aquí mi alegato pijo (por mucho que diga Lidl, la calidad sí es cara). Turno para Emirates. Aquí fue cuando empecé a creerme que los aviones de las pelis existen de verdad (porque el avión con el que fui a Cuba era un transoceánico de mierda con asientos en plan Ryanair y una comida y unos cacahuetes para 10 horas de vuelo :S). Ya antes de subir apuntaban maneras: el Economist, el Financial Times o el Hello! En la sala de espera, completamente gratis (obviamente me metí uno de cada en la mochila [«no nos hagamos los dignos que todos hemos estado en hotel de bufé libre» xD]). Una vez en el avión, al ir a meter el equipaje de mano por poco me meto yo también, ahí cabía mi mochila, la maleta, el bolso y hasta la azafata; si me llegan a dejar me tumbo ahí con las almohadas y las mantitas suaves que tienen ^^. Como he dicho, los asientos no son tan cómodos como los de Lufthansa (creo que el problema radica en el tejido, que pica, mientras que los de los alemanes son de polipiel), pero en la parte trasera del asiento de delante hay una pantalla individual y con tu mando (que por el otro lado es ¡¡un teléfono!!) puedes elegir entre unas 100 pelis a la carta (incluyen estrenos, clásicos, Bollywood, etc. en diferentes idiomas de audio y subtitulado), series o música, además de noticias o información sobre el destino del avión. Vamos, igual que mis colegas los irlandeses xDD. Una vez instalados, repartieron toallitas perfumadas a los adultos y mochilas a los niños. ¡Ojalá fuera una niña! Dentro de la mochila había un títere, un libro para colorear, plastidecors, un cuento y un puzzle. Si en los asientos Lufthansa les supera, cuando llega la comida recuperan la ventaja y se los comen con patatas (podéis matarme por un juego de palabras tan burdo). Cuando gestionas la reserva puedes elegir entre varios menús (vegetariano, vegano, árabe, hindú, bandeja de fruta, bajo en grasas, diabético, blando, etc.) pero yo, bajo tanta presión opté por no elegir y me quedé con el estándar. Os podéis imaginar mi sorpresa cuando vi que eso significaba cóctel de gambas + cordero al curry o pollo al horno + delicias de praliné y chocolate + quesos + galletas + café o té + chocolatinas. Como era un vuelo de 7 horas luego también tocó desayuno (media pastelería francesa metida en una bandeja), pero es que en el vuelo de 9 horas se podía pedir una sopa de fideos instantánea en cualquier momento del vuelo. Si a eso le sumamos que cada media hora pasaban ofreciendo agua, zumos, café y té y que al pedir cerveza me dieron una lata de Budweiser de 33 cl es comprensible que no quisiera bajar del avión xD
Por último (last but not least, de hecho, al contrario), Virgin. Un poco como Emirates, pero nada más entrar en el avión estaba el bar. ¡¡Un bar!! Sí, en las pelis cuando viajan en primera quedan para tomar un Martini en la barra, pero yo no había visto jamás ninguna en vivo. Entre eso y que me dieran a mi la mochila en vez de a los niños me conquistaron. Claro que no había un títere de hipopótamo, sino un antifaz, unos calcetines, un boli y un cepillo de dientes. Lo que me lleva a la pregunta final: si todo esto es por el billete más barato, ¿qué te dan en Business? ¿y en Primera? Quizás cuando te has puesto los calcetines y el antifaz sale el piloto a cantarte una nana. Eso o te dan el pijama entero. Gorro con borla incluido.